Antes de salir de viaje, raro fue el que no nos preguntó si no nos daba miedo conducir con la caravana por la izquierda, y la verdad es que nunca nos pareció que fuese complicado, pero llegamos a pensar si estábamos equivocados…
Conducir con tu coche por la izquierda, no tiene ninguna complicación. Es mucho más complicado conducir por la izquierda con un coche inglés, con su volante a la derecha, ya que además de circular por el lado contrario, te tienes que acostumbrar a otra posición, cambio de marchas y mandos en distintos sitios. Acostumbrarse a circular por el carril izquierdo con tu coche habitual solo supone estar un poco atento y tomar el hábito de irse para la izquierda. En las autopistas, es casi automático, uno se ve dentro y sale solo ir por la izquierda y adelantar por la derecha. En las glorietas -que merecen mención aparte- están perfectamente indicadas y, sin dificultad, haces el giro en el sentido inverso al que estamos habituados. En las calles y pequeñas carreteras, con un poco de cuidado, también es sencillo. En cualquier caso, no está de más que nuestros acompañantes también estén pendientes y nos recuerden la posición que debemos tomar al comenzar a circular.
Una vez en la calle o en la carretera, casi todo resulta fácil. Seguramente, las primeras veces que vayas a girar a la izquierda, sea extraño no tener que fijarte en si viene alguien por la izquierda, solo hay que mirar si alguien viene por la derecha, ya que es a ese carril al que te incorporarás. Al contrario pasa con los giros a la derecha.
Inglaterra está llena de carreteras estrechas en las que tienes que pegarte mucho a la orilla, en este caso, a la izquierda, y tener el volante en este lado, facilita hacerlo y controlar mejor el bordillo, una práctica inglesa que puedes encontrar en casi cualquier carretera, no solo por las calles de las ciudades. Frente esta «ventaja» de ver la carretera desde la orilla, de las pocas cosas que resulta inconveniente tener el volante y circular por la izquierda es a la hora de adelantar, pero… salvo en las autopistas, no es fácil hacerlo en carreteras convencionales, ya que son habitualmente estrechas y apenas hay oportunidades para ello. Cuando tengas que adelantar por la autopista, solo necesitas ver por el retrovisor derecho si alguien viene por el carril derecho por el que vas a hacer el adelantamiento, y ten en cuenta que en Inglaterra usarás más este retrovisor derecho.
Las señales, a priori, son las mismas que las del resto de Europa, aunque algunas con aspectos ligeramente distintos. Pero una de las cosas que llaman la atención es que muchas señales son un simple texto, sin pictograma que internacionalice el mensaje. «Reduce speed now» es una repetida señal que encontrarás en diversas vías, y también muchas relacionadas con «hard shoulder», que es el arcén, y del que debes ir atento, ya que en ocasiones se permite la circulación por él debido a los atascos que se forman a diario.
Si los franceses son famosos por sus rotondas, los ingleses tienen más méritos para merecer esa fama. Quizá no veas carreteras con una rotonda cada 500 metros, pero sí que vas a tener que circular por ellas en muchas ocasiones. Lo primero, sobre las entradas y salidas de la autopistas, es su manera de distribuir el tráfico, y el problema no es tener que girar en el sentido contrario al que estamos acostumbrados, eso sale solo ya que los carriles te dirigen. Las rotondas inglesas (roundabout) están organizadas desde antes de entrar en ellas. Al llegar, verás una señal vertical donde te indican las opciones de las distintas salidas de la rotonda, con su destino y el número de la carretera que corresponde, y que van indicando con rótulos horizontales en cada carril, para saber cuál tomar según vas avanzando por la glorieta. Ten en cuenta que además del número puede poner N, S, E o W, indicado si es sentido norte, sur, este u oeste. Lo que puede parecer lioso inicialmente, más cuando estamos acostumbrados a nuestras glorietas donde poco se respetan, resulta ser efectivo siempre y cuando tengas clara tu dirección. Por eso, es importante fijarse al llegar en el número de la carretera a seguir, para una vez dentro ir siguiendo las indicaciones sin dudar. Tranquilos, que aunque al principio alguna pitada os llevaréis, los ingleses son bastante pacíficos y respetuosos conduciendo.
Algo a lo que hay que acostumbrarse es a conducir con toda la señalización en millas y yardas y no en kilómetros y metros. Tanto en las distancias, que verás tu destino a tan solo 60 millas, pero el trayecto se hará largo, ya que realmente son 96 kilómetros; como en las velocidades, que además son más lentas que las españolas. En ciudad, la velocidad máxima es de 30 millas/hora (48 Km/h). En las carreteras de un solo carril son 60 millas/hora (96 Km/h), 50 millas/hora (80 Km/h) si llevas la caravana. Y en las autopistas y carreteras con dos carriles o más, el límite está en 70 millas/hora (113 Km/h), 60 millas/hora (96 Km/h) si llevas la caravana. En muchas autopistas verás indicaciones (en perfecto inglés) de tramos de velocidad variable, y los límites indicados en las señales luminosas de los pórticos sobre la vía. Es muy normal que las de 70 millas/hora las limiten a 60 o 50, lo que implica que los trayectos se hagan más largos de lo previsto.
Una de las características de las carreteras inglesas es que los trayectos se hacen bastante largos. Además de las autopistas con límites variables, que las ralentizan, si además no hay un clásico atasco (da igual la hora y día de la semana), el resto de las carreteras tampoco permiten grandes velocidades, e ir al límite establecido puede parecer un tanto temerario, por lo estrechas que acostumbran ser. Si tu GPS te indica que para hacer 10 kilómetros tardarás 25 minutos, no te extrañes, es posible que incluso tardes más.
Especialmente en las autopistas, acostúmbrate a ver indicaciones de salida a 10 m. No son 10 metros, son 10 millas, es decir 16 kilómetros. También verás indicaciones de 200 yardas (1 yarda=0,91 metros y 1 milla=1.760 yardas), 1/2 milla, incluso 2/3 de milla.
Es raro ver policía por la carretera, pero no por ello no están vigiladas. Verás con frecuencia mástiles amarillos con cámaras. Además, cuentan con un rudimentario sistema de medición de velocidad formado por unas rayas, a modo de regla, pintadas en los carriles de las carretas, con los que miden la distancia recorrida por el vehículo durante un tiempo determinado y así calculan su velocidad.
La mayoría de las autopistas en Inglaterra, al menos por el sur, son gratuitas, no hemos visto ningún peaje, pero existir existen, especialmente en algunos puentes o túneles. En el caso de los peajes, puedes cruzarlos sin pagar, pero no pienses que «has sido muy listo y no has pagado», tienen un sistema de pago que debes usar antes de 48 horas, si no recibirás una fuerte multa. Recuerda que al circular por autopista, se hace por la izquierda y los adelantamientos son por la derecha.
El aparcamiento está regulado en casi todas partes, incluso en medio del campo, junto a monumentos naturales. En casi todas partes, hay parquímetros. Los parquímetros son muy variados, los hay que funcionan por horas y minutos, por franjas de horas (o pagas hasta una hora, hasta dos, hasta cuatro…), por medios días o días. No hay norma fija, y lo que sí suele ocurrir es que finaliza el límite de aparcamiento a las 17:00 o 18:00 h. Si no sacas el tique correspondiente, habitualmente, te multan con 50 libras.
Circular por Londres
Londres cuenta con un sistema de reducción de emisiones (LEZ, Low Emision Zone) que restringe la circulación de los vehículos por esta área, que no es especialmente pequeña. La restricción se establece para los vehículos más contaminantes, camiones, autobuses… Los vehículos ingleses están catalogados por categorías y automáticamente se autorizan, pero los no ingleses requiere un registro previo que permita contrastar sus características de emisiones.
Para circular por Londres, se requiere pagar 100 o 200 libras diarias si no se cumplen los requisitos del LEZ. La red de cámaras fijas y móviles que leen la matrícula de los vehículos dentro del LEZ identifican aquellos que no cumple los estándares de emisiones, y si no se ha pagado la tarifa diaria exigida emiten su multa correspondiente.
El área LEZ abarca gran parte del espacio interior de la autopista de circunvalación de Londres M-25, excepto un pequeño espacio por la zona este que sale de esta zona. Evitando moverse por dentro de esta carretera, se está a salvo de verse dentro de esta zona restringida. Piensa que la M-25 es paso casi obligado para desplazarse por las inmediaciones de la ciudad.
En el caso de los turismos, no tienen que pagar la tasa del LEZ, tampoco si remolcan una caravana, pero sí se pueden ver afectadas furgonetas grandes y autocaravanas. Algunos campings de las cercanías de Londres están en la zona LEZ, por lo que para llegar a ellos, con o sin caravana, es imprescindible haberse registrado previamente. Para obtener más información y registrar el vehículo consulta en tfl.gov.uk/modes/driving/low-emission-zone/find-out-if-you-need-to-register.
Además del LEZ, que abarca una gran área, la zona más céntrica de Londres también está afectada por el Congestion Charge zone, simbolizado con una C en un círculo rojo, que independientemente del LEZ, requiere el pago de un peaje para circular por la zona más turística y monumental de Londres. Poder ir por dentro de esta zona supone un pago diario de 11,50 libras (en 2018), y está vigente de lunes a viernes, no festivos, de 7:00 a 18:00 horas. Puedes conseguir más información en tfl.gov.uk/modes/driving/congestion-charge/congestion-charge-zone.
En definitiva, Londres no es una ciudad sencilla por la que circular, y menos para el aparcamiento, por lo que lo más recomendable es buscar un camping en las cercanías de la ciudad, con autobuses o metro cercano y acceder por transporte público, sin complicaciones.
Algunas curiosidades
Si circulas por pueblos que son atravesados por carreteras, seguramente te llame la atención que es normal que aparquen los coches invadiendo parte de la calzada ¡no importa!, pero hemos preferido evitar esta extendida práctica, por si acaso.
En las autopistas, seguro que te llama la atención que algunos camiones son más altos de lo normal. No es que hayas perdido la perspectiva en el mundo británico, lo que ocurre es que frente a la altura máxima en España, y casi toda Europa, que hay de 4 metros (excepcionalmente 4,5), en Reino Unido el máximo es de 16 pies (4,9 metros). Son los camiones de 2 pisos, que en ocasiones llegan a duplicar la carga del formato europeo y que solo veras por las islas británicas.
Aunque, seguramente, alguna pitada te lleves hasta habituarte a sus costumbres, no suele usarse el claxon, y, en especial por las zonas residenciales, te multan si lo haces entre las 23:30 y las 7:00 horas.
Si has pasado por Francia previamente, las completísimas áreas de servicio de las autopistas nada tienen que ver con las inglesas. Salvo en algunas, en las que hay pequeños centros comerciales, grandes aparcamientos, oferta de restaurantes y cafeterías para todos los gustos, y gasolinera, lo habitual es encontrarse un pequeño ensanche en la carretera, donde hacer una pequeña parada, o, en el mejor de los casos, una pequeña zona con mínimos equipamientos.
Lo más llamativo del precio del combustible en Inglaterra es que es más elevado el gasóleo que la gasolina. Como ocurre habitualmente en otros lugares, suele ser más caro junto a las autopistas y más barato en carreteras secundarias. También es habitual tener gasolineras en los grandes supermercados, donde es más barato y además puedes conseguir descuentos por compras que te permitan repostar a precios inferiores a los habituales en España. La gasolina la venden en peniques por litro, por lo que no te asustes si ves Diesel 135.2, son 135,2 peniques por litro, es decir 1,352 libras por litro. En agosto de 2018, hemos podido ver la gasolina y el gasóleo (siempre indicado como Diesel) entre 1,26 y 1,45 libras por litro, que en euros oscila entre los 1,41 y 1,62 por litro.
El ámbar de los semáforos no solo se usa para avisar de que se ponen en rojo, también te indica que se van a poner en verde, para que te prepares para arrancar. Los conductores pueden resultar algo impacientes si te entretienes al salir de un semáforo.
Además, son muy habituales las señales amarillas en las que pone «Diversion» o «Diversed» (desviaciones y diversificaciones) por obras, que varían la ruta habitual. Junto a estas señales, suelen acompañar figuras geométricas (un círculo, un cuadrado, un triángulo…) que marcan cada una de las rutas. En una primera señal veremos la indicación de la ruta alternativa junto a un triángulo, por ejemplo, y posteriormente, el triángulo o la figura en cuestión, junto a la flecha que indica la dirección. Este pequeña señalización, no muy relevante, nos intrigó bastante tiempo, hasta averiguar su significado.
¡Qué disfrutes de tu conducción por Inglaterra!
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