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Escapada con caravana por Las Hurdes

Escapada con caravana por Las Hurdes

En esta comarca conocida por su aislamiento durante décadas, donde Extremadura se junta con Castilla y León, y con una orografía compleja, con laberintos de valles, ríos y montañas… media docena de municipios del norte de Cáceres hoy aprovechan lo que ayer eran inconvenientes y explotan sus singulares paisajes con la llamada a viajeros que quieren perderse por tan particulares lugares, además de comercializar algunos de los productos que abundan por la zona: la miel y el olivo.

La mejora generalizada de infraestructuras y su cercanía a la Vía de la Plata han facilitado su acceso y han acercado servicios para hacer más fácil la vida de los hurdanos. Partiendo de Hervás, que sirve de punto de acceso desde la A66 (Autovía de la Vía de la Plata) e incluso puede ser base para conocer Las Hurdes, el Valle del Jerte, las Batuecas y Sierra de Francia o parte de la Sierra de Gredos, podemos visitar algunos de los atractivos de esta localidad, que por sí sola casi aglutina tanta población como todos los pueblos de Las Hurdes. En Hervás, destaca su barrio judío, que traslada a las épocas de hace siglos y que es una de las juderías mejores conservadas. Dentro del conjunto histórico, también vale la pena ver el Palacio de los Dávila, la Iglesia de Santa María y el Convento de los Trinitarios, y el Museo de la Moto y el Coche Clásico, que es la mejor muestra de toda Europa de motos y coches clásicos, europeos y americanos, desde los años 1920 hasta los 70, incluyendo un curioso conjunto de coche con caravana. Para pasear, dirigiéndonos hacia Las Hurdes, se encuentra el Castañar Gallego de Hervás, un bosque de castaños que es ideal para pasear por sus rutas, especialmente en otoño.

Abandonando la Vía de la Plata, camino de Las Hurdes, encontramos el gigantesco embalse de Gabriel y Galán. En sus orillas está la villa de Granadilla, un pueblo amurallado de origen feudal que fue desalojado a mediados del siglo XX por riesgo de inundación en la construcción de la presa, pero que, realmente, está por encima de la cota inundable y jamás han llegado las aguas al pueblo. Desde su declaración como conjunto histórico-artístico, en 1980, se han ido restaurando y recuperando las viviendas que en su día se expropiaron, y puede ser visitado. Tras cruzar la presa y pasar Mohedas de Granadilla, se llega a Casar de Palomera, la puerta de Las Hurdes y primera localidad que visitó Alfonso XIII en el viaje que realizó para interesarse por estas tierras tras la continua denuncia de atraso y miseria que vivían sus habitantes a principios del siglo XX. Esta villa ha sido ocupada por musulmanes, judíos y cristianos, cada uno con su barrio, y muestra de ello es que los nombres de las calles están acompañados de una cruz, una estrella de David o una media luna, según su procedencia. Además de un paseo por los barrios, la Plaza Mayor porticada y la Basílica de la Cruz Bendita, se conserva intacto, en una casa particular, el dormitorio donde durmió Alfonso XIII en aquel histórico viaje.

Continuando, se encuentra Pinofranqueado, el municipio más poblado de Las Hurdes, que, aunque tradicionalmente vivía de explotaciones de cabras, actualmente su principal recurso es la miel que se obtiene del cuarto de millón de colmenas que se reparten entre las familias de estas poblaciones. En la pedanía de Ovejuela, puede visitarse el Centro de Interpretación de la Miel, donde muestran todo lo que hay que saber sobre las abejas y la apicultura.

Adentrándose hacia el norte por la EX-204, y en las cercanías de Caminomorisco, se contempla el Salto del Alavea, o Chorrerón del Tajo, un espectacular salto de agua entre peñascos y bosques. En un antiguo molino, a las afueras de Cambrón, en un caserío ubicado poco antes de llegar a Cambrocino, se halla el Centro de Interpretación del Agua y Medio Ambiente, donde se muestra la importancia del agua durante todas las épocas, los ríos que surcan la comarca, piscinas naturales, cascadas, arroyos, la fauna y flora…

Accediendo al corazón de Las Hurdes, tomando más adelante un desvío en Vegas de Coria, se llega a Nuñomoral, desde donde nos adentramos en Las Hurdes Alta, la zona más natural y agreste, y, en consecuencia, la más dura para los pocos que allí habitan. En Martiladrán podrás admirar la auténtica arquitectura típica, cultivos en terrazas y meandros. El Gasco, un poco más adelante, es uno de los mejores conjuntos de arquitectura tradicional y alberga, en una casa rehabilitada, el Centro de Interpretación de la Casa Hurdana. Adentrarse tanto tiene su recompensa, desde El Gasco es posible caminar hacia el imponente Chorro de la Meancera, un salto de agua entre peñascos de más de 100 metros, y al Volcán de El Gasco, un cráter, que se pensaba que era de volcán, pero que parece ser un hueco dejado por el impacto de un meteorito hace millones de años.

Volviendo a Nuñomoral, la carretera continúa hacia lo más alto de las montañas hasta llegar a Casares de las Hurdes, el pueblo más elevado de la comarca, encaramado entre las abruptas montañas. Siguiendo la carretera, una continuación tras otra de cerradas curvas, no demasiado recomendable para ir con caravanas, se llega a donde está el límite entre Cáceres y Salamanca. Desde allí, discurre otra carretera, la EX-366 en dirección a Riomalo de Arriba, desde donde hay maravillosas vistas, especialmente desde el Mirador de las Carrascas, tras el que nos iremos adentrando en el valle que forma el río Ladrillar, por el que se va descendiendo por una serpenteante carretera junto al río y entre bosques, hasta llegar a Las Mestas, una localidad famosa por su miel, y desde donde se accede a Las Batuecas y a la famosa localidad salmantina de La Alberca. Continuando río abajo, pronto se llega a Riomalo de Abajo, lugar donde el río Ladrillar se une al Alagón, siguiendo el cauce a través de pronunciadas curvas, que sirven de límite entre ambas provincias, y donde en una de ellas se forma el Meandro de Melero, uno de los más bellos de España, que se contempla de manera privilegiada desde el Mirador de La Antigua, a las afueras de Riomalo de Abajo. Desde aquí, el río Alagón continúa ensanchándose hasta llegar al embalse de Gabriel y Galán.

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