El norte de España tiene ese paisaje verde entremezclado con el azul del mar, tan opuesto al centro de la meseta en el que vivimos tantos, que hace que nos cause una sensación muy placentera pasar unos días al año en ese paraíso, aunque el entorno natural no es el único atractivo de esta zona. Ya sea buscando las playas del Cantábrico o camino de otros países europeos, raro es el viaje en el que no pasamos por Guipúzcoa y disfrutamos de sus parajes, de sus playas, de su gastronomía, de caminar por sus senderos que conducen a lugares sorprendentes… En verano, su clima es suave, algunos días hace calor, aunque habitualmente es bastante llevadero, pero cuando llega el otoño, comienza una época con temperaturas suaves, bosques con colores ideales y sitios muy adecuados para la práctica de deportes náuticos, como el surf.
Desde la playa de Saturrarán, frente a la vizcaína Ondárroa, hasta Fuenterrabía (Hondarribia) hay 70 kilómetros de litoral con grandes playas que muestran el oleaje del Cantábrico, imponentes acantilados, encantadores pueblecitos pesqueros, la gran San Sebastián (Donostia) y, sin perder las vistas al mar, bosques y parques naturales que son ideales en cualquier época del año, pero singularmente maravillosos en otoño. Ya sea durante un fin de semana, un puente o unas vacaciones, seguro que encuentras lugares que te fascinan y sorprenden.
Zarauz (Zarautz)
Comenzamos con uno de nuestros lugares predilectos, cuenta con la playa más larga del litoral guipuzcoano (2,5 kilómetros), que, de oeste a este, se inicia en el pequeño puerto donde se resguardan del azote del mar algunas txalupas de escaso calado que varan en bajamar, junto a una piscina natural donde jóvenes, y no tanto, desafían sus habilidades en los trampolines y en una cucaña que se sitúan junto a las barcas. Continuando por el malecón, se va recorriendo la gran playa, muy ancha con la marea baja, con casetas de tela de rayas de colores junto al paseo, y, al otro lado, hay escuelas de surf, con cafeterías y restaurantes, entre otros, el del famoso Karlos Arguiñano. Cuando termina el malecón, la playa se une a una zona de dunas por las que se puede seguir caminando sobre una pasarela que las protege del tránsito, hasta llegar a la desembocadura del San Pelayo, donde se forma la zona protegida del Biotopo de Iñurritza. Delimitando esta zona húmeda, se alza de manera imponente el monte Talaimendi (unos 200 metros de altitud), que se adentra hacia el mar creando una barrera natural y desde donde se tienen vistas increíbles de Zarauz, de su gran playa, del Cantábrico, de la cercana villa de Guetaria y de unos bellísimos atardeceres que congregan allí a numerosas personas. En el Talaimendi están los dos campings que hay en la localidad: el Gran Camping Zarautz, en lo alto del monte, galardonado como el Mejor Camping Abierto todo el Año en la Gala de los Campings de 2021; y sobre la falda del monte, junto al Biotopo de Iñurritza y con un fácil acceso a la playa, está el Camping Talaimendi, ideal para surfistas, pero que solo abre en verano.
El surf es uno de los atractivos de Zarauz y puede practicarse durante todo el año. Siempre se usa un neopreno, aunque en verano el agua no está especialmente fría para ser el Cantábrico. La gran playa y las olas que se forman en ella, y que dependen de la marea, son perfectas tanto para el aprendizaje de este deporte como para la práctica de los más experimentados. Hay numerosas escuelas en la localidad, y muchas abren, prácticamente, todos los meses del año, lo que resulta un atractivo para pasar unos días en esta localidad si quieres iniciarte o ya eres aficionado al surf.
Más allá de la playa, adentrándose un par de calles entre casas de veraneo, se llega al casco urbano, con comercios, tabernas con barras llenas de pintxos, restaurantes, rincones muy agradables y callejuelas adoquinadas que mantienen la esencia del pueblo pesquero que fue no hace tanto tiempo. Descubre más sobre Zarauz en Vacaciones en Zarauz sin necesidad de coger el coche.
Guetaria (Getaria)
Cercana a Zarauz, incluso se puede ir andando por un paseo de poco más de tres kilómetros a orillas del mar, Guetaria es conocida por algunas de las figuras históricas que nacieron allí, como el navegante Juan Sebastián Elcano, que completó la primera circunnavegación de la Tierra (de la que se celebran 500 años), y Cristóbal Balenciaga, padre de la alta costura. En torno a ellos, se encuentran algunos de los lugares de más interés: el Museo Balenciaga, que muestra el legado de este genio de la moda, y el monumento y estatuas a Elcano. Además, es recomendable pasear hacia el puerto por calles empedradas plagadas de curiosos rincones y de restaurantes con parrillas para probar algunos de los mejores pescados del Cantábrico. Al menos, debes asomarte a la Iglesia del Salvador, gótica, iniciada en el siglo XIV, aunque tiene partes remodeladas posteriormente, con una planta inclinada y el presbiterio elevado. Y si te gusta caminar, recorre algunos de los senderos del Monte de San Antón.
Zumaya (Zumaia)
Situada donde confluyen los ríos Urola y Narrondo, es otro de nuestros lugares preferidos para una escapada. Menos turístico y concurrido que Zarauz y Guetaria, cuenta con calles animadas, ambiente familiar, dos playas, grandes acantilados, senderos y una de las visitas geológicas más reconocidas. Entre los municipios de Zumaya, Deva (Deba) y Motrico (Mutriko), hay 13 kilómetros de acantilados con una espectacular formación de capas de roca que muestran la evolución de la Tierra durante más de 60 millones de años. Esta zona forma parte del Geoparque Mundial Unesco de la Costa Vasca. Estas formaciones se conocen como flysch y geológicamente son una enciclopedia de la historia terrestre. Bien sea desde la costa o desde una excursión en barco, la explicación de un experto permite entender cómo se interpretan las capas y sus significados. Zumaya cuenta con dos playas, la de Santiago (junto a la desembocadura del Urola) y la de Itzurun, más abierta al Cantábrico y encajonada entre los acantilados, donde se encuentra la pintoresca Ermita de San Telmo, con unas vistas espectaculares y que ha sido escenario en numerosas películas y series. En la ladera del monte Basustagain, y junto al río Urola, poco antes de su desembocadura, está el Camping Zumaia, que fue nuestra residencia el año de su apertura y que, además de ser un buen lugar para acampar y pasar unas vacaciones, nos resultó ideal para recorrer gran parte de la costa guipuzcoana.
Deva (Deba)
Además de que parte de su paisaje pertenece al Geoparque Mundial Unesco de la Costa Vasca, uno de los atractivos de Deva es su ubicación en la desembocadura del río Deva, que tuvo gran importancia ya que era navegable y se usaba para embarcar mercancías hacia Inglaterra. Deva es conocida por su playa, por la cueva de Ekain (cerrada al público, pero que puede visitarse virtualmente), por el patrimonio civil que perdura de los tiempos de esplendor del transporte naval y las expediciones balleneras, por las construcciones religiosas como la Iglesia de Santa María, el Santuario de Itziar y el Convento-Hospital de Sasiola… No te pierdas las vistas desde el Mirador de Mendatagain y el de Santa Catalina, y si te gustan las playas salvajes, la Sakoneta, con un acceso algo complicado, se encuentra entre acantilados y alberga uno de los flysch más espectaculares de la costa.
Motrico (Mutriko)
El tercero de los municipios que forman el Geoparque Mundial Unesco de la Costa Vasca es el municipio más occidental de la costa guipuzcoana. Desde Motrico hasta la playa de Saturrarán, que hace límite con Vizcaya, se suceden acantilados con playas que se cubren con la marea y donde pueden apreciarse los flysch. Es conocido por su puerto, encajado por su orografía, y es una bonita villa pesquera que tuvo su esplendor con la antigua pesca de la ballena, y allí honran las hazañas de Churruca, héroe de la batalla naval de Trafalgar. Actualmente, mantiene actividad pesquera e industria conservera. Su casco histórico está declarado Conjunto Monumental, con estrechas y empinadas callejuelas, ya que es una de las villas medievales mejor conservadas del País Vasco.
Orio
Es la localidad más cercana a San Sebastián por el oeste, pues se halla a 17 kilómetros de la capital guipuzcoana y a continuación de Zarauz. Está emplazada junto al río Oria, el más largo y caudaloso de Guipúzcoa. Tradicionalmente pesquera, siempre ha contado con actividad portuaria y pequeña construcción naval, desde su fundación en la Edad Media. Junto a la desembocadura, tiene la Playa de la Antilla, conocida por su amplitud y tranquilidad aun en los días con más afluencia. A escasos metros de la playa, se sitúa el Orio Kanpina, el camping guipuzcoano más cercano a una playa, con piscina, bungalows, servicios de primera y muy bien ubicado para visitar la zona. Desde Orio, hay acceso directo a la AP-8.
Pasajes (Pasaia)
Situado al lado este de San Sebastián, Pasajes está formado por las históricas Pasajes de San Pedro y Pasajes de San Juan, tuvo origen pesquero (ahora es más industrial) y está considerado como el puerto de la capital donostiarra. Este municipio se halla en un estrecho canal natural que se adentra desde el Cantábrico y queda protegido de su bravura. El famoso escritor francés Victor Hugo lo visitó a mediados del siglo XIX y quedó tan impresionado que decidió vivir allí una temporada. Sus cascos históricos conservan las casas y palacios nobles, la residencia de Victor Hugo y las construcciones con fachadas abiertas a la ría, con balcones llenos de colorido. En Pasajes de San Pedro, la Factoría Marítima Vasca (Albaola) se dedica a la recuperación de embarcaciones históricas y muestra una réplica del ballenero San Juan, el primer modelo carguero transoceánico, de 1563.
Fuenterrabía (Hondarribia)
Frente a la francesa Hendaya, se sitúa Fuenterrabía, catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España. Su casco histórico está considerado como la mejor ciudad amurallada de Guipúzcoa, y su trazado es el clásico del Medievo, una cuadrícula de calles angostas y adoquinadas que albergan plazas y edificios que parecen trasladarnos a aquella época. Es muy recomendable visitar la Puerta de Santa María y la de San Nicolás, la Iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano, la calle Mayor, el Castillo de Carlos V y la Plaza de Armas.
Junto al río Bidasoa, Fuenterrabía cambia la fisonomía de las construcciones medievales por grandes casonas vascas, al estilo de los caseríos, que enfilan las calles que están por el barrio de la Marina. En esta zona, grandes balconadas y ventanas pintadas de colores se entremezclan con bares, tascas, restaurantes y comercios que aportan gran encanto a esta localidad. Como la gastronomía está presente en cada uno de los rincones de Hondarribia, no debes perderte su oferta culinaria de pintxos, raciones y buenos platos marineros y de huerta, ya que, a pesar de ser una ciudad de pescadores, la agricultura también tiene gran peso.
San Sebastián (Donostia)
Este recorrido termina en una de las ciudades más señoriales del Cantábrico. San Sebastián, aunque no necesita presentaciones, es famosa por su inmensa Playa de la Concha, su bahía, las vistas y el histórico parque de atracciones del Monte Igueldo (al que te recomendamos subir en funicular), el barrio viejo, el Peine del Viento de Chillida, el Aquarium, las playas de Ondarreta y Zurriola, el Kursaal… y, por supuesto, por la cocina vasca que se concentra en la capital guipuzcoana, con multitud de barras con pintxos, una universidad gastronómica y 16 estrellas Michelin.
A las afueras, en Hernani, se muestra la obra de Eduardo Chillida, quien ha conseguido exponer parte de esta en un espacio al aire libre, con 40 esculturas salpicadas entre jardines, hayas y magnolias. Además, el caserío que tiene la finca, restaurado de las ruinas por el artista, es la zona central del museo, alberga obras de menor tamaño y organiza actividades de todo tipo.
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