Mar de Aragón, vacaciones náuticas de interior

Mar de Aragón, vacaciones náuticas de interior

Un cúmulo de casualidades nos llevó, recientemente, a descubrir el Mar de Aragón. Multitud de veces hemos cruzado Los Monegros por la autopista que une Zaragoza con Barcelona y Tarragona, o incluso por la línea del tren de alta velocidad, sin saber que, tras ese paisaje árido y singular, a poco más de 20 kilómetros hacia al sur, se esconde una grandiosa masa de agua que serpentea por el inmenso cauce del Ebro con tanta anchura y longitud que parece trasladarnos a alguna bahía del Mediterráneo. Este paraíso y remanso de paz es reciente en nuestra historia, ya que solo hace unos 60 años que se construyó esta presa que retiene al Ebro metros antes de llegar a Cataluña y que modificó el paisaje para convertirlo en un gran humedal en cuyas orillas se acumulan bosques de ribera, carrizales y grandes extensiones de frutales que favorecen una extraordinaria y diversa fauna, especialmente aves y especies fluviales, muy apreciadas por los aficionados a la pesca, que junto con la práctica de deportes náuticos hacen de esta zona un gran atractivo turístico. Al saber que el nuevo grupo de campings Taïga Resorts había adquirido el camping Lake Caspe, descubrimos su ubicación, parte del entorno, y la curiosidad nos ha llevado a visitarlo y a conocer de primera mano este gigantesco rincón, que nos ha enamorado.

 


 

Aunque Aragón no limita con el mar, el río Ebro recoge en el Embalse de Mequinenza más de 1.300 hm3 de agua (una sexta parte de la que embalsa todo el Ebro en su cuenca), a lo largo de 110 kilómetros de longitud y ocupando una extensión de 7.500 hectáreas, que, por su tamaño, anchura y recovecos, en muchos momentos da la sensación de estar junto al mar. A pesar de ubicarse en una zona tan árida como Los Monegros, en torno a este Mar de Aragón se aglutinan vegetación de ribera y carrizales, junto a escarpadas paredes que recuerdan a los acantilados marítimos, y grandes extensiones de frutales que prosperan gracias a la humedad del suelo que aporta semejante masa de agua.

La noticia de la creación de Taïga Resorts, este 2024, que aglutina además otros campings en Cádiz, Almería y Tarragona, nos llevó a descubrir esta zona, prácticamente desconocida para nosotros. Nos interesamos por el camping Taïga Lake Caspe, un vergel con playa y casi mar en medio de Aragón, y la curiosidad nos llevó a indagar y visitarlo para conocerlo un poco más.

La manera más cómoda de llegar al Taïga Lake Caspe es por la AP-2 (actualmente ya no es de peaje), desviándose hacia Caspe por Bujaraloz, o hacia Mequinenza desde Fraga, según se llegue desde Zaragoza o Lérida (Lleida). Desde cualquiera de estos lugares, la N-211 conducirá hasta el acceso al camping Taïga. Bien lleguemos por Caspe o por Mequinenza, en algún momento tendremos que cruzar el río embalsado, a través de los dos puentes disponibles, y desde los que podremos observar la grandeza del embalse, con anchura media de 600 metros, que en algunos casos supera el kilómetro.

Camping Taïga Lake Caspe

Tras ir bordeando el embalse por la N-211, a la altura del kilómetro 286, se llega al desvío donde una pista, perfectamente acondicionada, conduce al camping (ubicado a la derecha), a grandes campos de frutales (a la izquierda), y termina desembocando en el embalse. La sensación de estar en la naturaleza es uno de los primeros atractivos que vas a poder sentir. El Taïga Lake Caspe, a pesar de haberse incorporado ahora a Taïga, cuenta ya con 35 años de vida, que se aprecian en la vegetación que abunda en todo el recinto. La experiencia de este camping se está viendo mejorada con la filosofía de Taïga Resorts, la renovación de instalaciones e incorporación de nuevos servicios y alojamientos. En los uniformes del equipo de Taïga verás el lema “Felices por Naturaleza”, y es lo que nos transmiten desde la llegada.

Junto a la entrada del camping se encuentra un edificio con la recepción, oficinas, restaurante, tienda, terraza, zona de animación y juegos infantiles. En un bloque aparte están los servicios, con todo lo necesario, incluidos baños y lavabos más pequeños y a menor altura, para los peques, los fregaderos y los lavaderos. A ambos lados de la entrada, se sitúan las dos zonas de acampadas, con unas cien parcelas en cada lado, y en las que se distribuyen según el tipo de público. Detrás del bloque de servicios, se halla una zona de barbacoas techada, con sillas y mesas, para poder disfrutar en familia o socializando con amigos y vecinos de camping, sin miedo a que un chaparrón estropee la fiesta o que el fresco de las noches de otoño te impida largas veladas en comunidad.

Tras la zona de acampada, se encuentran varios tipos de bungalows, con dos dormitorios, salón, cocina, baño y porche cada uno de ellos. Además, se están incorporando, en una nueva zona, alojamientos modulares de última generación para ampliar las plazas de alojamiento para los que les gusta disfrutar de la vida de camping, al aire libre, pero no cuentan con su propio vehículo de caravaning.

Cruzando una de las zonas de acampada, camino del embalse, se llega a la zona de piscinas, con un gran vaso para adultos y otra piscina para niños, tumbonas y sombrillas para disfrutar del agua en un espacio cerrado. Tras la piscina se llega a la orilla del embalse. Desde allí, se empieza a percibir la inmensidad del Mar de Aragón, aún ocultado por la variedad de árboles que pueblan toda la extensión del camping. Junto a la orilla hay una zona de playa, embarcaderos, patines, kayak, tablas de pádel surf, barcas motoras para pesca… Esta parte del Taïga Lake Caspe es una de las principales singularidades de este lugar. Si eres aficionado a las actividades náuticas, tener tal extensión de agua donde navegar y un abanico tan grande de posibilidades, a pocos metros de tu caravana, cámper, autocaravana, tienda o bungalow, y sin salir del camping, es un lujo difícil de encontrar.

Si, además, eres aficionado a la pesca, este lugar es un paraíso para los pescadores de agua dulce. Desde muchos países europeos se desplazan hasta aquí para practicar la pesca de perca, carpa, black bass, lucioperca, siluro… En el Taïga Lake Caspe puedes traer tu pequeña embarcación y botarla a través de la rampa de acceso al embalse. También, usar el puerto con pantalán donde atracar las embarcaciones, alquilar las pequeñas motoras, que no requieren título de navegación, para buscar las mejores capturas o disfrutar del paisaje; gestionar los permisos de pesca; alquilar material; obtener la gasolina para los barcos; asesoramiento para los pescadores… y vivir el ambiente marinero como si se estuviese en un puerto pesquero.

Si eres novato en el mundo náutico, puedes iniciarte con un paseo en kayak o alquilando una de las pequeñas embarcaciones para hacer algunas de las rutas navegables por el embalse, descubriendo el paisaje cambiante que se alterna entre orillas arboladas, acantilados, playas, islas despobladas… y multitud de fauna, especialmente aves, que han escogido ese hábitat por ser perfecto para su desarrollo. Es posible ver garzas reales en sus orillas, observar cómo despegan el vuelo los patos al pasar junto a ellos, contemplar gaviotas, garcetas… e incluso los nidos de rapaces que se resguardan en las paredes más escarpadas a las orillas.

De marzo a primeros de noviembre puedes disfrutar de unas vacaciones diferentes, en un lugar cómodo y acogedor, preparado para que combines la tranquilidad con una oferta de actividades que no dan lugar al aburrimiento.

Rutas desde Taïga Lake Caspe

Sin necesidad de coger el coche o mover la cámper o la autocaravana, hay una amplia variedad de rutas que parten desde el puerto del camping, si vas en embarcación, o desde la entrada, si es en bicicleta o a pie.

Saliendo desde el puerto en kayak, o en barco a motor que es posible alquilar en el camping, y navegando aguas arriba, se puede seguir el serpenteante curso del río observando las aves que vuelan y descansan en sus orillas. Tras un par de kilómetros manteniendo una distancia prudencial con la orilla, se avista la Isla Chica, que llega a ser una península cuando el nivel en el embalse es bajo. Frente a esta, se encuentra la Isla Mediana, que podemos circunvalar de regreso. Continuando aguas arriba, tras otros cuatro o cinco kilómetros, se llega a la punta del gran meandro de La Herradura, donde, además, cruzaremos la línea imaginaria del Meridiano de Greenwich, que separa el hemisferio oriental y el occidental. Aunque es posible continuar ruta aguas arriba, es un buen lugar para volver, más si vamos remando, bordeando en este caso Isla Mediana, una isla de considerable tamaño que, hasta la construcción de la presa, fue uno de los múltiples meandros que forma el Ebro, y que estaba lleno de huertas y pequeñas casas que fueron anegadas con la subida del nivel del agua. Durante todo el recorrido, se observan multitud de aves, playas donde hacer una parada y aprovechar para un baño… Aguas abajo también hay lugares de interés, como la vuelta de la Magdalena, y la isla del mismo nombre, donde se conservan los restos de la Ermita de la Magdalena.

A pie o en bicicleta, también puedes disfrutar de rutas por la naturaleza. Junto al camping, pegado al vallado, transcurre el GR-99, también conocido como Camino Natural del Ebro, un sendero que recorre el río Ebro de principio a fin. Desde tiempos inmemoriales, el valle del río Ebro ha sido lugar de asentamiento humano y ha vertebrado, junto a su cauce, muchas de las comunicaciones que atraviesan la península. Junto al Ebro, manteniendo antiguos senderos, y con otros tramos creados más recientemente, se mantiene esta vía de comunicación que recorre casi 1.300 kilómetros atravesando las comunidades autónomas de Cantabria, Castilla y León, País Vasco, Navarra, La Rioja, Aragón y Cataluña, y junto a este GR-99 perduran numerosos vestigios del pasado cultural. Si te alojas en el Taïga Lake Caspe, puedes hacer parte de este recorrido, que bordea el embalse, en cuatro de las 42 etapas que lo conforman. Además, en recepción facilitan planos para hacer más rutas y complementar la visita descubriendo la sorprendente naturaleza del lugar.

Tanto dentro de las instalaciones como saliendo del camping, y sin necesidad de coger el coche, es posible hacer multitud de actividades por el entorno.

Caspe y sus alrededores

El camping Taïga Lake Caspe se ubica en el municipio de Caspe, que, con más de 500 km2, es uno de los más extensos más allá de capitales y grandes ciudades. Aunque parte del municipio lo ocupa el embalse, en superficie quedan numerosos lugares de interés, de los que algunos se conservan desde tiempos inmemoriales. Cuentan que los primeros pobladores de estas tierras datan del Paleolítico, según los restos aparecidos. Hay evidencias de que, en torno al siglo VIII a.C., en la Edad de Hierro, ya existían poblados y necrópolis de origen celtíbero. De la época de los romanos también quedan huellas, aunque muchas de ellas, situadas a orillas del Ebro, han desaparecido bajo el agua del embalse. La época de ocupación islámica fue una de las más esplendorosas en la zona, ya que fueron artífices de la red de acequias que permitió que Caspe contase con grandes extensiones de olivos y se convirtiese en un gran productor de aceite. Tras la Reconquista, Caspe se integró en el Reino de Aragón, se convirtió en un importante centro de producción de vidrio y tomó parte en hechos históricos muy relevantes que ayudaron a su desarrollo, como el Compromiso de Caspe, por el que Fernando I accedió a la Corona de Aragón. Posteriormente, por su situación geográfica, se vio envuelta en varias de las contiendas acaecidas en nuestra historia, como la Sublevación de Cataluña (siglo XVII), Guerra de Sucesión (siglo XVIII), Guerra de la Independencia y guerras carlistas (siglo XIX) y la Guerra Civil (siglo XX).

Caspe también es conocida por ser el lugar donde se creó el primer organismo que gestiona toda la cuenca de un río. En 1926, se creó la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE, que verás en las embarcaciones matriculadas en el embalse), que permite controlar eficazmente las aguas y riegos del Ebro y sus afluentes.

El paso de la historia por Caspe ha dejado lugares interesantes que visitar. Las huellas más antiguas surgen en un pequeño abrigo, en forma de pinturas rupestres, que, aunque deterioradas y actualmente protegidas con un vallado, en ellas todavía pueden observarse figuras de animales pintadas en rojo, en el lugar conocido como el Plano del Pulido, a unos 20 kilómetros al sur de la localidad. A pocos metros de este, se ubica la Necrópolis de la Loma de los Brunos, con 18 construcciones funerarias de un poblado íbero en torno a los siglos VII-VI a.C. Al oeste de Caspe, también se encuentran los restos del poblado íbero de La Tallada, con restos de viviendas y antiguas fortificaciones correspondientes a asentamientos de los siglos IV-I a.C. De la época romana perdura el Mausoleo de Miralpeix, junto a la actual Colegiata, y el Puente de Masatrigos que cruza el río Guadalope, a unos 12 kilómetros al sureste de Caspe. De la época de dominación árabe no quedan demasiados vestigios más allá de algunos lienzos en los restos de la muralla defensiva. Tras la Reconquista, sí se mantienen más monumentos, tanto civiles (Castillo del Compromiso, la Torre de Salamanca, y el conjunto de la Plaza Mayor, que incluye la Casa Consistorial y la Casa Palacio Piazuelo Barberán), como religiosos, entre los que destaca la Colegiata de Santa María la Mayor del Pilar, del siglo XIV, que además custodia reliquias como el Cáliz de San Vicente Ferrer o del Compromiso, y el relicario de la Veracruz; la Ermita de Santa María de Horta, del siglo XII, rescatada de las aguas del embalse, y que fue reconstruida en lo alto de un cerro que domina Caspe. Salpicadas por la localidad hay varias ermitas de los siglos XVII, XVIII y XIX, como las de San Roque, Pueyo, San Indalecio, la Magdalena y Balma.

Junto con Caspe, otras localidades como Chiprana, Maella, Fabara, Nonaspe y Fayón forman la comarca del Bajo Aragón-Caspe. Agua, naturaleza y un rico patrimonio son elementos en común de todos ellos. Chiprana, al oeste de Caspe y a orillas del Embalse de Mequinenza, cuenta con restos romanos, un mausoleo reconvertido en ermita, la Iglesia de San Juan Bautista, gótica, con monumental fachada barroca y un interior con techumbre de madera, pinturas mudéjares y un conjunto heráldico del siglo XIV. Además, a unos 10 kilómetros al oeste de la localidad se encuentra el Complejo de Lagunas Saladas de Chiprana, declarado reserva natural por la singularidad de ecosistemas que se establecen en el entorno.

Maella, al suroeste de Caspe, discurre en un paisaje animado por olivos, almendros, melocotoneros y vides. La esbelta Torre del Reloj del Ayuntamiento destaca en su perfil, junto con el Castillo Medieval de los Pérez de Almazán, aunque no se conserva por completo. Entre las construcciones religiosas están la Iglesia de San Esteban, de origen románico, la Iglesia de Santa María y la Ermita de Santa Bárbara, además de las ruinas del Monasterio de la Trapa.

Continuando hacia el noreste, llegamos a Fabara, una localidad con raíces árabes a orillas del río Matarraña y con restos de la Edad de Hierro, como el Roquizal del Rullo; también romanos, como el Mausoleo de Fabara, denominado como el mejor conservado de España y declarado Monumento Nacional en 1931. Cuenta con una iglesia parroquial fortificada y dedicada a San Juan Bautista, un palacio-torre medieval rehabilitado como Casa Consistorial, comederos de buitres, y hasta una depuradora ecológica que limpia el agua con plantas.

Siguiendo en dirección noroeste, donde confluyen los ríos Matarraña y Algars, se asienta Nonaspe en la ladera de un gran cerro, donde en lo alto se halla un palacio gótico conocido como El Castillo, datado en 1133 y que tras su rehabilitación hoy es la Casa Consistorial. Por sus calles se observan figuras árabes y medievales como arcos de medio punto, portalones con escudos y curiosos aleros. La construcción religiosa más notable es la Iglesia de San Bartolomé, del siglo XIII, y junto al pueblo, en la punta que forma la unión de los dos ríos, está la Ermita de Nuestra Señora de la Dos Aguas. En los alrededores hay restos de poblados íberos (Val de Batea y Pontet), las sepulturas visigodas de Vilars, los grabados rupestres de Tres Roquetes, y atractivos parajes como la Roca del Saladar y el Castellet de Fayón.

Para completar la comarca, al noreste de Nonaspe se encuentra Fayón, un nuevo pueblo construido en los años 60 para alojar a los habitantes del viejo Fayón, que fue inundado por la construcción del Embalse de Ribarroja, que comienza aguas abajo tras la presa de Mequinenza, y tras acoger, además del Ebro, las aguas del Cinca y el Segre. Como pueblo de reciente construcción, no cuenta con importantes edificaciones, aunque en sus alrededores sí hay lugares muy singulares, como el mirador junto a la Ermita de la Virgen del Pilar, desde donde se observa la desembocadura del río Matarraña en el Ebro, así como algunos testigos del antiguo pueblo de Fayón, como los restos del castillo medieval y la torre de la iglesia. Además, cuenta con el Museo de la Batalla del Ebro, de la que fue escenario en la Guerra Civil, y a finales de julio se suele celebrar una recreación histórica de este acontecimiento con fama mundial.

Con semejante oferta, tanto dentro de Taïga Lake Caspe como en su entorno más cercano (a no más de 30 minutos en coche), es una propuesta que combina las ventajas, servicios e instalaciones del camping con naturaleza, los elementos del agua, actividades náuticas, patrimonio histórico, pueblos con encanto… Además, el clima suavizado por la gran masa de agua del Ebro lo hace atractivo para más allá del verano, ya que también es perfecto para hacer escapadas en primavera y otoño. Asimismo, los aficionados a la pesca lo prescriben como un lugar imprescindible debido a la enorme cantidad de peces que habitan en las aguas del Mar de Aragón y que atraen a muchos europeos que viajan a este lugar en busca de grandes capturas y exquisitos manjares.

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