Con la llegada de la primavera, la subida de las temperaturas y las ganas de salir a disfrutar de los días más largos, vuelven a nuestra memoria algunos de los lugares más encantadores que hemos visitado. Si, además, te pierde llenar tu Instagram de fotos bonitas y presumir de los sitios a los que vas, te proponemos para esta primavera, y quizás pensando también en el verano, la visita a ocho de los pueblos con más encanto de España. Seguramente, conozcas otros muchos, pero hemos escogido estos para tu próxima escapada con caravana, camper o autocaravana.
L’Ametlla de Mar (Tarragona)
En plena Costa Dorada, junto a multitud de centros turísticos en torno a las bellas playas de la provincia de Tarragona, L’Ametlla es un buen ejemplo de cómo una localidad puede resultar encantadora aun no teniendo un origen milenario, ni cargado de historia. Su origen data de principios del siglo XIX, cuando se convirtió en una villa marinera tras descubrir unos marineros valencianos cómo era un lugar idóneo para establecerse en aquellos tiempos en los que la navegación se hacía a vela. Su atractivo puerto pesquero y las calles que conservan ese ambiente típico de pescadores hacen de este lugar un buen sitio para disfrutar de una visita en la que no debe faltar la degustación de su gastronomía relacionada con el mar y la pesca.
También, es famosa por sus playas rodeadas de pinares y pequeñas calas entre acantilados, a lo largo de 14 kilómetros de costa, con aguas transparentes que lo hacen aún más atractivo. Si, además, te atrae la pesca submarina o el submarinismo, L’Ametlla de Mar es un buen lugar para practicar por su limpieza de aguas y los recovecos que forma su costa.
Cudillero (Asturias)
Para muchos, Cudillero es el pueblo más guapu de Asturias. Llama la atención la original distribución de sus casas, de colores y escalonadas sobre la ladera del monte. En la parte de abajo, queda el puerto, y flanqueando una larga calle, las viviendas de los marineros, hoy muchas convertidas en comercios y restaurantes. Cudillero es una villa pesquera, y se aprecia en cada uno de sus rincones. Como ocurre en casi toda la costa asturiana, el paisaje de este municipio se dibuja entre el mar y la montaña, con bellas playas y acantilados, y en su interior se conjugan los prados y los altos riscos.
Desde la parte baja del pueblo, se puede subir por algunas de las estrechas calles llenas de escaleras hasta la ruta de los miradores, una colección de balcones desde donde ver distintas perspectivas de esta bella localidad marinera y buscar las más fotografiables, aunque las vistas típicas de Cudillero se suelen tomar desde el puerto.
Tras un agradable paseo por el pueblo, en los alrededores del municipio puedes encontrar enclaves sorprendentes como la misteriosa ermita de Santa Ana de Montarés (un peculiar alto en el Camino de Santiago por la costa, en lo alto de una loma desde donde se observa el mar y los valles), el mirador en el acantilado de Vidio, el palacio Selgas del Pito, o las playas del municipio…
Isla de Tabarca (Alicante)
Difícilmente podrás llegar a la Isla de Tabarca con caravana, camper o autocaravana, pero sí es una excursión que puedes hacer si te alojas en la costa sur de Alicante. Tabarca es una isla que se sitúa frente a Santa Pola, a poco más de cuatro kilómetros, y tiene unos 1.800 metros de largo, por escasos 400 en el punto más ancho. A Tabarca se accede a través de los múltiples barcos que hacen el trayecto desde Santa Pola, Alicante, o incluso desde Torrevieja y Guardamar, en la época estival. Sorprende cuando uno se acerca y se divisa, como si flotase sobre el mar, y es que es una isla muy plana, que no supera los 15 metros de altura.
Al acceder en pequeños catamaranes, Tabarca es visitada especialmente por el día, y en temporada alta muchos aprovechan a pasar la jornada en sus playas. Pero cuando se marchan los turistas, los últimos retazos del sol dejan un paisaje dorado y todo se llena de silencio, resultando fácil imaginar cómo era el lugar en otros tiempos en los que no existía el turismo.
Tabarca está formada por unas cuantas casas bajas que se levantan dentro de una fortaleza, en la parte oeste, con una calle principal que parte de la puerta de San Miguel, y que da acceso a un pequeño pueblo formado por segundas viviendas, restaurantes y algún que otro alojamiento turístico. En un corto paseo, además, se pueden ver la Iglesia de San Pedro y San Pablo, que sobresale del perfil de las construcciones del lugar, y la antigua Casa del Gobernador, que hoy es un hotel. Extramuros, la isla se estrecha en la playa de Tabarca y el puerto, para dar acceso a la parte este, algo más extensa, y despoblada, donde se encuentran el Faro y la Torre de San José, junto con algunas playas.
Moratalla (Murcia)
Si decides hacer una escapada a Murcia, además de las playas y centros turísticos de La Manga del Mar Menor, Mazarrón, Águilas, la histórica Cartagena o la propia capital, en su interior se esconden algunos pueblos como Moratalla, una bonita población fundada en el siglo XII, que tuvo un gran apogeo en tiempos de Alfonso X “El Sabio”. Desde la carretera, se contempla el cerro de San Jorge, sobre el que se alza el castillo fortaleza que preside el casco antiguo. Aunque fue levantado en tiempos de la dominación musulmana, lo mejor conservado es su torre del homenaje, de planta cuadrada y 30 metros de altura. En su entorno de calles de origen medieval, hay un rico patrimonio monumental de construcciones civiles y religiosas que datan de su época de mayor esplendor, como son la Iglesia de Santa María de la Asunción, el Convento de San Francisco, la Casa de Cristo (un antiguo santuario del siglo XV que hoy alberga el Centro de Interpretación de Arte Rupestre), y la ermita de la Rogativa.
Además de sus atractivos monumentales, en Moratalla se encuentran pinturas prehistóricas en más de medio centenar de cavidades del municipio, algunas de ellas visitables como La Fuente del Sabuco y La Cañaíca del Calar, donde se pueden ver hasta 72 figuras con representaciones de hombres, mujeres, cápridos, bóvidos y otros animales.
Cerca de Moratalla (a 14 km) está Caravaca de la Cruz, con su Santuario de la Vera Cruz, lugar de referencia para el culto de la Iglesia católica, catalogada como una de las ciudades santas del catolicismo, que ha crecido en torno al castillo levantado en el siglo XV por la Encomienda de los Templarios.
Hondarribia (Guipúzcoa)
Hondarribia, también conocida como Fuenterrabía en español, es la última localidad costera de Guipúzcoa, que está separada de la francesa Hendaya por el río Bidasoa. Su casco histórico está considerado como la mejor ciudad amurallada de Guipúzcoa, y su trazado es el clásico del medievo, una cuadrícula de calles angostas y adoquinadas que albergan gran cantidad de plazas y edificios que parecen trasladarnos a aquella época. La Puerta de Santa María y la de San Nicolás, la Iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano, la calle Mayor, el Castillo de Carlos V, la Plaza de Armas, y un sinfín de lugares puedes recorrer en una visita a este centro histórico.
Acercándonos al Bidasoa, Hondarribia cambia la fisonomía de las construcciones medievales por grandes casonas vascas, al estilo de los caseríos, que enfilan las calles que están por el barrio de la Marina. En esta zona, grandes balconadas y ventanas pintadas de colores se entremezclan con bares, tascas, restaurantes y comercios que le confieren un gran encanto a esta localidad. Como la gastronomía está presente en cada uno de los rincones de Hondarribia, no debes perderte su oferta culinaria de pinchos, raciones y buenos platos marineros y de huerta, ya que, a pesar de ser una ciudad de pescadores, la agricultura también tiene un gran peso, y no faltan huertas con las mejores verduras, frutas y hortalizas. No dejes de pasar por sus restaurantes, terrazas y gastrobares para probar su mejor cocina, sus productos y su autenticidad.
Casares (Málaga)
La primera vez que visitamos Casares fue por una foto que vimos en un chiringuito de la costa: preguntamos y nos dijeron dónde estaba ese lugar. Por entonces, sería a finales de los 80, solo se veían extranjeros, y los de allí, nos indicaron que lo visitaban muchos japones por un libro donde aparecía una foto similar a la que habíamos visto. Casares está situado en la ladera de una gran peña, y se escalonan casas, todas encaladas, que dan un aspecto espectacular, cercano a algunos de esos dibujos de figuras imposibles de Escher, por ejemplo. Al acercase al pueblo, tras una de las curvas de la sinuosa carretera que conduce a Casares, divisamos los restos del castillo que culmina la peña, por debajo se ven casas y más casas y, entre ellas, de manera disimulada se encuentran sus principales atractivos, como la Iglesia de la Encarnación, la Ermita de San Sebastián, la casa natal de Blas Infante, la Fuente de Carlos III…, que podrás ver tras un paseo por interminables cuestas no aptas para cualquiera.
Hoy en día, Casares es uno más de los atractivos de la Costa del Sol, y conocido por todo aquel que durante sus vacaciones en la playa dedica algún rato para descubrir el sorprendente interior malagueño. En su entorno, hay lugares interesantes como los baños de la Hedionda, de origen romano y con aguas sulfurosas, y que por aquellos tiempos ya usaban para las enfermedades de la piel. Dicen que se trató de sarna el mismísimo Julio César, y después fueron los árabes los que aprovecharon su ubicación. Cerca de Casares también hay varios molinos harineros, algunos en ruinas y otros se conservan, aunque ya no se les dé uso.
Buitrago del Lozoya (Madrid)
Conocida ya por los romanos, tomada por los musulmanes y reconquistada después por Alfonso VI, Buitrago acuñó gran relevancia en el siglo XIV, de la mano de Pedro González de Mendoza, quien obtuvo el Señorío de Buitrago y toda su tierra por haber salvado la vida del rey Juan II. De entonces provienen el castillo y sus murallas, que ahora se pueden ver reflejadas en el embalse de Puentes Viejas que lo circunda. También en sus calles, se conservan algunas casonas del siglo XVI, con sus clásicos escudos en la fachada, y su acercamiento a la modernidad con el Museo Picasso, que recoge un gran número de obras y objetos del pintor que conservaba su peluquero Eugenio Arias, que era originario de Buitrago y con quien coincidió en Francia. A muy poca distancia, se encuentran muchos de los atractivos de la Sierra Norte de Madrid, como el conocido Hayedo de Montejo, la Sierra del Rincón, Patones, Somosierra, etc.
Puebla de Sanabria (Zamora)
Situada en un rincón donde se une Zamora con Galicia y Portugal, Puebla de Sanabria es una localidad declarada Conjunto Histórico Artístico por su singularidad y cuidada arquitectura. En torno al castillo, mandado construir en el siglo XV por el Conde de Benavente, sobresale su torre del homenaje, conocida como el macho. Junto a este conjunto, la Iglesia de Nuestra Señora del Azogue, de portadas románicas, y la Ermita de San Cayetano, de estilo neoclásico, la fachada isabelina del ayuntamiento, las casas blasonadas de familias de realengo como los Losada, los Ossorio, los Aguilares y alguna que otra casona forman parte del patrimonio de esta villa. El legado de sus tradicionales desfiles por sus calles ha dejado también una recopilación de 33 cabezudos y 10 gigantes, desde mediados del siglo XIX, que se conservan en el Museo de Gigantes y Cabezudos.
Quizás tenga más fama que el propio pueblo el Lago de Sanabria, de casi 400 hectáreas de superficie, que es el lago natural de mayor tamaño de España, y el mayor de origen glaciar en Europa. En su contorno hay varias playas de arena y piedra, en las que se permite el baño, que se mezclan con pequeños bosques y espacios naturales junto con zonas recreativas, campings y algunos restaurantes y terrazas para pasar un día de “playa” en plena Castilla, con atracciones náuticas, paseos en barco y gran variedad de actividades que se prestan en torno a este atractivo turístico.